lunes, 28 de mayo de 2012

Los cuadros....

A mí siempre me ha sorprendido el asunto ese de los cuadros. Están colgados durante años, después, sin que pase nada, pero nada de nada, ZAS, al suelo, se caen. Están ahí, colgados del clavo, nadie les dice nada, pero ellos, en cierto momento, ZAS, se caen al suelo, como piedras. En el silencio más absoluto, con todo inmñovil a su alrededor, ni tan siquiera una mosca que se mueva, y ellos, ZAS. No hay una causa. ¿Por qué precisamente en ese instante? No se sabe. ZAS. ¿Qué es lo que le ocurre a un clavo para que decida que ya no puede más? ¿Tiene él también un alma, el pobrecillo? ¿Toma decisiones? Habló largamente sobre el tema con el cuadro, estában indecisos sobre cómo actuar, hablaban de ello todas las noches, desde hacía años, después decidieron una fecha, una hora, un minuto, un instante, ya está...ZAS. O los dos lo sabían ya desde un buen pricipio, ya estaba todo preparado, mira, yo me largo dentro de siete años, por mi está bien, de acuerdo, pues entonces quedamos para el trece de mayo, vale, hacía las seis, pongamos las seis menos cuarto, de acuerdo, pues buenas noches, hasta entonces. Siete años después, un trece de mayo, a las seis menos cuarto: ZAS. No hay quien lo entienda. Es una de esas cosas que es mejor no pensarlas, porque si no puedes acabar volviéndote loco. Cuando se cae un cuadro. Cuando despierts una mañana y ya no le amas. Cuando ves un tren y piensas ¨tengo que largarme de aquí¨. Cuando te miras en el espejo y te das cuenta de que eres viejo.

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